Salud Mental en tiempos de COVID-19

Jun 2, 2021

La pandemia del COVID-19 definitivamente ha traído cambios y retos importantes que nos han puesto a prueba a todos. La epidemia supone una crisis en sí misma porque nos ha obligado a cambiar nuestras vidas, nos ha aislado de nuestros seres queridos, nos ha dejado atemorizados al contagio y quizá incluso ha deteriorado nuestra salud física, mental y nuestro bienestar social.

Para ti, ¿Qué ha representado esta pandemia?, ¿Cómo has sentido su impacto en las diferentes áreas de tu vida?

Investigaciones recientes demuestran que la duración de la cuarentena, el miedo al contagio, la frustración y el aburrimiento, no poseer los suministros suficientes se han convertido en estresores comunes. La sobreinformación o desinformación o las fake news sobre el virus también son un elemento altamente contribuyente al malestar asociado a la pandemia. Adicionalmente, las familias cuyas finanzas se han visto afectadas por la crisis mundial, o más aún, quienes están expuestos a situaciones de alta vulnerabilidad social por pobreza, inseguridad alimentaria o de salud y otras, están en mayor riesgo de padecer angustia y deterioro mental. Por último, el miedo a ser rechazado por presentar síntomas pudiera evitar que las personas busquen ayuda a tiempo.

Hay que tomar en cuenta que estas preocupaciones exponen a las personas a sentimientos de soledad, tristeza, miedo e ira o síntomas como hipocondriasis, insomnio e incluso crisis de ansiedad generalizada y de pánico por los temores de que uno o alguno de nuestros allegados se contagie.

La situación es tan amenazante que pudiera dejar una herida o trauma por los duelos acumulados, la gran cantidad de horas en clínicas y hospitales o la angustia por la dificultad para acceder a algún tratamiento, lo que a largo plazo pudiera desencadenar en una depresión.

Por esta razón es importante que conozcas diferentes estrategias generales que te permitan proteger tu salud mental y la de quienes te rodean:

Entonces, ¿Cómo actuar frente a la nueva situación?

● No negar la situación ni llevar al extremo medidas innecesarias.

● Fomentar la solidaridad, entendiendo que los demás no son nuestros enemigos/as, sino que incluso pudieran ser nuestro único auxilio.

● Ser prudente y no generar alarma innecesaria: El manejo adecuado de la información oficial, pertinente y sustentada en evidencia es crucial para desactivar falsas alarmas y calmar ansiedades.

● Los medios virtuales de comunicación e interacción social brindan apoyo social y mantienen el bienestar psicosocial.

● Las actividades manuales y el ejercicio físico son muy favorables para el control de la ansiedad y para la recreación.

● Mantener las rutinas, incluso con ajustes para seguir las medidas de bioseguridad, es beneficioso. Organiza un horario fijo de trabajo, horas de estudio programadas, al igual que tiempo de descanso, juego, ejercicio y ocio. Mantén contacto con tus seres queridos.

● La higiene personal y familiar es de importancia capital, así como el establecimiento de una dieta balanceada y nutritiva, e hidratación frecuente.

¿Cómo actuar con los(as) niños(as) y adolescentes?

● Evita saturarlos de información, sobre todo la que no está ajustada a su edad. En cambio, transmite la información necesaria y de manera apta para la edad de manera que los niños(as) puedan entender lo que está ocurriendo y la importancia de cuidarse.

● Asegúrate de brindarles el tiempo necesario para que compartan sus propios temores o para recibir sus preguntas transmitiendo seguridad y confianza de que conoces lo que se debe hacer para mantenerse sanos.

● Da instrucciones claras sobre lo que ellos deben y pueden hacer para cuidarse.

● Evita las reacciones de angustia o preocupación excesiva cuando estés con los más pequeños(as).

● Considera el estilo de vida óptimo para un adolescente en casa y procura brindar sustitutos prudentes a las normas. Por ejemplo: ofrece alternativas para que puedan mantener espacios de interacción con pares que sean seguros, cultivando la reflexión y el sentido de responsabilidad en ellos.

● No reprimas situaciones conflictivas en casa con autoridad (por ejemplo: “¡Basta!”, “…porque es una orden”). En cambio, habilita espacios de encuentro y conversación que permitan el entendimiento mutuo.

● Es importante que todos en casa reconozcan que están lidiando con estrés y el agotamiento de más de un año en condiciones adversas. Si no han incorporado cambios en la distribución de tareas o roles en el hogar, consideren entre todos algunos ajustes que pudieran ayudar a aligerar la carga de cada uno y de hacer un equipo más eficiente en familia.

¿Cómo actuar con los adultos mayores y otra población vulnerable?

● Se especialmente prudente alrededor de los adultos mayores o personas con comorbilidades, procurando su máximo cuidado.

● Si los nota poco cuidadosos o al contrario demasiado preocupados, asegúrate de brindar información oportuna y adecuada; considera buscar asistencia psicológica para calmar las ansiedades y manejar los temores.

● El apoyo a personas con necesidades especiales es muy similar al apoyo de adultos mayores. Es necesario el acompañamiento de las instituciones de resguardo.

● Considera un plan de acción sobre qué hacer en caso de que alguien en casa enferme de manera grave o complicada. La preparación hace que las situaciones de emergencia sean menos amenazantes.

¿Qué hacer si hay manifestaciones de síntomas psicológicos?

● Las estrategias de afrontamiento centradas en el problema o en las emociones, por ejemplo, pueden ser muy útiles, ya sea porque permiten buscar soluciones directas a la problemática o regular las respuestas emocionales a la misma.

● Revisa aquellas cosas específicas que te producen temor y estrés. Puedes hacer un listado y luego acudir a fuentes de información calificada para valorar si la percepción de riesgo es adecuada, qué cosas puedes hacer para evitar el riesgo y procurar disminuir así el temor.

● Incrementa el apoyo social y los espacios de recreación. Descentrar el foco de atención en la COVID-19 y buscar temas alternativos de conversación o actividad, fomenta emociones positivas y supone un alivio temporal.

● Estrategias de manejo privado o elaboración individual de las emociones también supone un canal adecuado para procesar el malestar. Por ejemplo, puedes escribir o mantener un diario con tus pensamientos; meditar; dibujar.

● Acude a un profesional: Cuando nada de esto resulte y persista la angustia, si se vuelve debilitante o insoportable, cuando aparezcan pensamientos de muerte, cuando se dificulte establecer una discriminación entre hechos reales e imaginarios, cuando se generen conductas de riesgo para sí mismo o los demás, entre otros, deberás buscar ayuda especializada. Presta atención a otras señales como:

● Tensión sostenida o incremento del estrés

● Ansiedad, nerviosismo continuo y/o preocupación excesiva

● Sensación de peligro inminente

● Dificultad para interesarse por otros asuntos

● Problemas para conciliar el sueño

● Aumento del ritmo cardíaco, sudoración, respiración acelerada, temblores u otros síntomas corporales sin causa justificada

● Síntomas de pánico

La vida ha cambiado para todos, pero ¡vamos a salir adelante! Continuemos cumpliendo las recomendaciones de salud pública y creando redes de apoyo solidario con quienes nos rodean.

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